martes, 30 de diciembre de 2008


Y la noche se fue en reunión, con pisco cola y rolado a la europea, el viaje fue trivial y fue hermoso. Fue de esos bondis que te tomas y esta buenísimo porque todos querían subirse, y como que cuando sacas el boleto quedan atrás esas viejas tenciones. Como crecimos pienso, ya estamos mas grandes, y si, pero igual que antes no paramos de reírnos, y esta bueno que la familia se agrande, y que vaya y que venga y cuando te sentas a cenar en la mesa alquilada de navidad veas que eso de que “lo primero es la familia” no era tan sólo un clishe de Franschella. Yo hoy me había perdido por la ciudad y cuando llegue a casa encontré mi paradero, no es que se había escondido, estaba medio dormido, pero se me fue el sueño y entonces no quedo otra que darle espacio al intelecto: Cual es el río que divide a Uruguay y Argentina?, carajo! Esa la sabía y era por tortita!, Tortita! Tortita! Tiempo Odol en el aire y tic tac tic tac tic tac, comerse las uñas no mejoraba las cosas pero tomarse un Cuba Libre podía ponerlas más interesantes, y entonces…Desafío!, Desafío!, abajo la manito que la capital de Alaska no es Alaska y chito la boca que el personaje mitológico nórdico que empieza con dos consonantes es Thor. Y ahí si, se armo el cachengue…la bana bananita dolca, la, la, la, Gaudio estaba iluminado y el franchute ya no sabía ni quien era Robespierre, Candela contestaba todo pero no tenía suerte en los dados, una juntaba estrellas, la otra leía y yo me reía porque ya estamos más grandes.

lunes, 22 de diciembre de 2008


Sin perder el paso constante tomo la sortija y ya me he echado a volar y entonces esta historia se comienza ahora, sobre los renglones de las palabras y los márgenes de algunas comas. El otro día entre en cuenta que la inflación había afectado claramente al “me quedo con el vuelto de las compras” de los niños, lo detecte aquella tarde en la que tras mucho tiempo sin hacerlo rechace el vuelto en monedas para aceptar dos chicles, veinticinco centavos cada chicle!!!, no lo podía creer, o si, y me lo imagine con corridas chocolateras a manos de los especuladores del chupetín con chicle o chocolate con sorpresa?, malditos, es como cuando te pregunta ya de grande: Shot o Biznikke? Y para contestar, primero tomas aire, pones cara de “es obvio que…”, y al final elegís a los dos, uno porque esta buenísimo y el otro porque te hace acordar a no se que anécdota de algún tiempo perdido que se viene a tropezar en el momento en que las gomitas buscan alianza dulcera con las bananitas del frasco, tres por diez centavos. Y si no interviene algún alfajor en forma urgente, tendremos que temer lo peor, tomaran el poder las barras de cereal, y hasta corren rumores de alianza con la Vauquita que se jactaba de ser un clásico. Y aumentaran los índices de consumo de chicle cero azúcar sabor menta fresh que pican pero que seguro que mamá tiene alguno en la cartera. Los yummys quedaran para alguna ocasión especial, para un cine o una buena nota. Las golosinas con sorpresa serán la estrategia que los agentes de bolsa diseñaran para compensar la pérdida de ciertos personajes famosos en la línea de colección. Pero vendrán tiempos de alegría y mucho dulzor, cuando Tita y Rodesia vuelvan a estar en stock, no sólo habrá caramelos Holanda, también podremos ver Paragüitas y comer Sugus Confitados!!!, mañanas de muchos mandados, de pequeños vueltos que se olvidan en el bolsillo del pantalón, de tardes diseñando el plan para llegar al kiosco y sin ser sorprendidos escoger una, tan solo una golosina de todo ese montonazos de sabores y colores que me ponen la panza llena y el corazón contento, y me llevan ahora a la heladera a buscar casualmente una Tita, porque ya lo saben, el alfajor Sushard con unos minutos de heladera es lo que debería dominar la tierra, mientras tanto, tenemos a Tita.

lunes, 15 de diciembre de 2008


Podría ser cualquier lugar en el mundo, podría ser el tren que te trae de vuelta, o que te lleva hacia el lugar que quieras, hasta podría ser tu tren. Puede ser que hayas sacado la foto y hasta construido el puente, incluso que estés pensando en demolerlo. Puede ser invierno pero también el comienzo de la primavera. Y del otro lado de la foto puede estar tu casa, o tu castillo. Puede haber un lago, una cascada y una manada de elefantes sonriendo. Puede haber también un camino, o dos, o tres, y también creo que lo de encontrar una ruta nacional podría ser bastante posible. El camino podría ser de tierra pero también de arroz, de color rojo o de todos los colores y entonces también podría ser el otro lado del arco iris y encontrar una canasta llena de monedas de oro o encontrar tan solo una canasta y el otro lado del puente ser una lona rosada donde hacer un pic nic. Puede ser que entonces comas sándwiches de melón y frutas de algún montón. Puede ser que el sol este saliendo y entonces la noche ya se este yendo, pero también puede ser que estuviera lloviendo hasta recién y que las partes verdes fueran el bosque donde se guardan las gotas de lluvia que deciden tropezarse al caer por la ventana que da al lado oeste del puente.

miércoles, 10 de diciembre de 2008


Estoy un poco muy bueno, bueno, regular o malo, la de la escala del uno al diez ya no me convence y creo que ya no estoy para no sabe/ no contesta. Paso el filtro, pero no contesto por mis bienes y si bien mi nivel de satisfacción es alto, creo que me salteo un par de módulos, qué más, ya pasaron 12 minutos y nadie sabe que esto recién empieza. Falta la parrilla, el séptimo atributo fue de maldad, bah, que más da?!, en la próxima, la 103 si no me equivoco, le digo que en verdad el decisor es otro. Bueno tampoco hay que ser tan sincero, al fin y al cabo que soy usuaria. Que suerte, ya paso la frase “para terminar…”, eso quiere decir que se viene el último estimulo, ya no hay más espacio para doble celda y entonces, quiere que incluyamos sus datos para próximos estudios? Muchas gracias por su tiempo.

lunes, 1 de diciembre de 2008


Medialunas dulces y saladas, al sr. Policía no le importó que el molinete fuera para dos. Y qué más, doy la vuelta una vez más, el budín me espera en la otra cuadra junto a los relatos de la noche de carnaval. Las historias de siempre contadas por mosquitos y soldados faraones, hasta el travesti se copo con la flor y hasta los bichos quedaron medio pajarito. La lluvia no nos ahogo, y eso que hubo por dos, trencito de madrugadas largas, y patas cortas, que si era más de una cuadra hasta angina no desaceleraba. Y no me cansa el ring ring matutino, que el domingo está en pañales, que aún nos queda esa fresca, la de la ventana y el arrumaco. Y cuando te das cuenta ya no era California, las veredas eran amplias y amarillas, se podía un domingo sin tropiezos ni melancolías.

domingo, 5 de octubre de 2008


Hoy por la tarde tome el colectivo y decidí pasar una bonita tarde de domingo bajo el sol. Ya en camino comencé a pensar en el buen clima que hacía y de lo lindo que se pone Buenos Aires cuando los árboles florecen y las gentes salen a caminar y andar en bicicleta, reflexione sobre mi estado de ánimo y me dí cuenta que a esas alturas me encontraba gozando de buen humor y que tenía también una buena cuota de energía para emprender cualquier desafío. Toda la gente lucía como yo, y eso me ponía contenta porque todo parecía posible aquella tarde de primavera.
Al pasar por Plaza Italia reflexione acerca de tránsito que había, era lógico que con semejante día autos y peatones hicieran vibrar la Avenida Santa Fe, pero entonces algo ocurrió. Pensé en el chofer del colectivo, pobre tipo, al fin y al cabo él tenía el mismo derecho de disfrutar del sol con su familia y sin embargo ahí estaba maniobrando un domingo alegre para otros. Note también que en ese momento todos podríamos habernos congelado y quedar mirando al cielo con una enorme sonrisa, todos éramos felices, pero también recordé que mañana cruzaría a esa misma gente en el subte y ya no me resultaría ni tan alegre, ni tan feliz. Y mientras el colectivo tomaba Las Heras sentencie entre mis adentro la terrible conclusión: Los días de sol eran la base de toda posibilidad, todo o nada, risa o llanto.
Imagine entonces que el lunes amanecía el cielo despejado y todos recordábamos lo felices que habíamos sido el domingo, todos conmemorábamos las promesas y sueños hechos entre facturas, mate y café con leche, todo eso sucedía el lunes mientras esperábamos el subte, bajábamos del colectivo y anunciaban la cancelación del tren de las siete y quince debido a un suicidio de una estación intermedia. Y entre tanta cosa alguien gritaba bien fuerte, se oía un portazo por el microcentro y los motores se apagaban.
Uno que siempre levantaba la mano consulto al gerente de turno: Hoy lunes, a pesar de las mismas nubes, los mismos soles, no es domingo, mi felicidad no es tal, no existe, exijo una devolución ya mismo. Estaba en garantía, eso me dijeron al entrar a este sitio.
Gerente de turno: Ayer domingo hicimos una pequeña concesión, tantos días de lluvia tenían amargado al personal. Lo pensamos bien, evaluamos una buena estrategia y decidimos que un domingo de sol los haría sentir bien, recobrarían la fe en ustedes mismos hasta el punto de creer que sus sueños son posibles. Sabíamos del riesgo que corríamos, la mínima posibilidad de que creyeran que soñar y sonreír era posible, era un riesgo que debíamos correr para poder aumentar la producción. Como bien sabes amiguito, cuando trabajan contentos, trabajan más y mejor, eso no sucedía hace tiempo, un fin de semana de sol era la opción más económica y efectiva. Creo que nos salió bien.
El que siempre levanta la mano: Se olvidaron de un detalle…
Gerente de turno: No lo creo…
El que siempre levanta la mano: Todos tomaron conciencia de que ayer fue domingo, y si les preguntan hoy que es lo más desean en el mundo dalo por seguro que querrán que sea domingo…
Gerente de turno: pero querrán comprar sus manzanas acarameladas, necesitaran de los lunes para poder tenerlas.
El que siempre levanta la mano: pero sabrán que no es domingo…

miércoles, 17 de septiembre de 2008


Cuando soplé las velitas bajo el sol no había pedido mis deseos, aún era otoño, la primavera se asomaba guapa por entre los dedos del tilo.
Días de fiesta, hábitat natural de la alegría, hasta la literata se permitió el festín, un poco de cotillón y otro tanto de ron, la luz era naranja y en la pista de baile bailábamos más que un vals. Alegrías infinitas, envueltas en rojos y hasta rosas vestires que alumbraban el salón. La cocina, caja de suspiros, donde te pones al día y reflexionas eternidades. Y tras una pared se complota un beso, se entrega un regalo y se grita salud, tras otra danzan y ríen, y al mirar a la vuelta, se escucha el tum tum del próximo tema.
Que la alegría no se pierda, venga un abrazo fuerte y promete convertir esas sonrisas en sueños cumplidos. La fiesta se termina, los buenos amigos recogen las botellas y vacían algunos ceniceros, yo me tomo otro ron y musicalizo la despedida. Aún no recupero el sueño.

miércoles, 10 de septiembre de 2008


Hoy me dispongo a contar algunas historias cortas, podríamos decir que son medio historietas y un poco cuento, quería escribir como veintisiete pero me pareció un montonazo entonces me hice la distraída y solo conté once.

1- Viejos, mi amigo Nacho dice que estamos viejos, que nos quejamos de cosas que ya ni nuestros padres se quejan. Puede que ser que tenga algo de razón. El otro día el se tomó un Cinzano con soda a la siete de la tarde y yo le conté que el subte andaba mal y que no creía en la inflación que declaraba el gobierno, el me dijo que probara el Cinzano con soda.
2- Mi amiga Natalia me prometió darme un abrazo calido y delirante, quizás lo envuelva con un papel afiche, quizás hasta lo traiga en su mochila nueva y sin que yo me de cuenta me lo deje dentro de la heladera, espero que no tome frío.
3- Las azaleas de mi ventana son amarillas, y estaban esperando a que se haga lunes para que salga el sol. Se hizo lunes y creo que ya están un tanto más contentas, la menta le hace compañía y la hiedra se indigna por tanto festejo.
4- Las abejas obreras responde a la reina madre, encuentran en su aleteo protección y hogar de abeja, cuando hay muchas flores la reina madre festeja, el polen de color violeta combina con su juego de comedor y entonces la mesa es roja y las sillas verdes.
5- El otro día iba al trabajo y me encontré un anillo. Como en las películas lo levante e imagine encontrar a mi amada detrás del puesto de diarios, después cruce la calle y el 12 paso en rojo.
6- Hay canciones que las escucho millones de veces, y millones de veces tengo la misma sensación, quizás haya estado pensando en vos todo el día.
7- Ya infle los globos, lustre la entrada y puse la vajilla de las visitas, los parlantes apuntan, los ceniceros esperan. Sólo falta la sorpresa.
8- Una vez corrí por una calle, tenía jeans y un buzo, corrí muy fuerte, corrí muchas casas, pase como un avión, roce con mis manos las rejas de una casa, sonó en escala, y llegue a la esquina. Había sombra y pecas de sol, descanse en la vereda.
9- La gente grande es alta, cuando era chica siempre era así. Ahora cuando me paro para bajarme del subte en la estación Callao me comparo con la estatura de la gente grande, todavía no se si soy tan alta.
10- Nunca podría dejar de pensar, pienso que pienso una pared en blanco, nunca pude con la de “la mente en blanco”. No se cómo es una mente. Ahora estoy pensando cómo es una mente y pienso en una pared blanca.
11- Escribir historias debe ser difícil, la introducción se pelea con el nudo y chau desenlace! (este es malísimo)

sábado, 23 de agosto de 2008

vuelta al mundo


Estaba mirando las fotos del viaje y creo que era otra persona la que me mira sonriente en cada uno de los planos, ahora también me río pero desde otro perfil. Eran muy brillantes esas luces redondas y me encantaba verlas girar. Me asustó la altura de mis parpados, me abrace a mi destino y deje escapar la carcajada pendiente, pero me abrace fuerte. Ni toda la filosofía del mundo nos salva del adiós, la despedí en la torre de la plaza central, aquella en la que se tiran monedas y se piden deseos. No pedí los míos, tal vez de allí no deseara nada. El sol sonó a suspiro y deje caer aquello que soy, saque de mi bolso un sándwich y un poco de agua, mirar por la ventana no acortaba el viaje. Baje en cada parada y fume cigarrillos de armar, bebí café y sólo comí un chocolate. Me quedaban unos pocos euros, estar en la playa del mediterráneo era lo más económico, almorcé aceitunas y papas fritas, sólo tome agua y fume cigarrillos de rolar. Derretí mis últimos restos de chocolate marroquí y mire la playa por última vez. Mentira, no fue la última, ya de noche cuando me iba para el aeropuerto, antes de perderme en la última calle, di la vuelta. Gire mi cuerpo noventa grados hacia la izquierda, me rocé la nariz con la palma de la mano y volví a mi camino. Me quedaba suficiente dinero para un pan con tortilla, esa noche no cene, no dormí, no soñé, fue un tiempo muerto en el que enjaulada y en guardia no pude más que pensar, aunque ahora ya no recuerdo muy bien en qué. Tomé el primer avión como a las cuatro de la tarde, llegué a Madrid y ésta vez tenía tiempo, no me perdería en el aeropuerto. Cuando despegó el avión a Buenos Aires y sentí que las ruedas flotaban todo fue distinto, no podía respirar ni apoyar mis pies sobre el piso. Sentí la turbulencia, escuche el silencio de los pasajeros, y asomé la cabeza por el pasillo unos segundos, la volví hacia el respaldo. El avión despegó y se mantuvo volando todas esas miles de horas, para cuando cruzamos Brasil yo hacía tres noches que no dormía en una cama, sólo había comido un pan con tortilla y unas aceitunas

martes, 19 de agosto de 2008


Qué te cuento de nuevo si te digo que ya fui y como vengo ni te cuento que el frío éste de este sábado pone todo tan al derecho que los adoquines me enderezan y las ruedas me empujan hasta otros puntos de vista, redondos para no defraudar, e impactar, qué a dónde se ah visto un punto de vista como un globo rojo, que flota y se pretende soñador, pues sí, ahí esta, un punto de vista cristal que gira entre mis dedos que testean la buena calidad y la precisión del ángulo de la mira. Envuelto entre letras milenarias se resguarda este nuevo objeto de adorno que he decidido llamar punto de vista. Sí bueno, claro, uds dirán sería bueno empezar a usarlo, quizás ya es tiempo de despertar las retinas perezosas que se encandilan con sueños y cantos, y poder tener otro punto de vista, uno que me permita dar la vuelta y enredarme, que haga mi camino menos lineal, que me anime, seguiría soñando y cantando, pero sería un tantito más valiente y entonces salirme del laberinto se transformaría en pan comido.

domingo, 10 de agosto de 2008


Hoy me levante un tanto extrañada, definida en perder un tanto de terquedad y hacerme firme en mi adultez, aunque con los años los síntomas de la obstinación se acentúan más y mi ceño absorbe el protagonismo de las mañanas, y las tardes, y un sol obsceno recuerda un rasgo feliz de juventud. Tomar la ruta, hacerse paso cual espíritu inmortal y romper con el pecho, mi pecho, las olas, el viento. Y sobre una alfombra roja volar por el mundo. Conquistar un pedacito de libertad y dejarla ir entre mis dedos abisagrados. Tomar con voz firme el volante de mi alfombra y continuar girando mis piernas, que en el ir se hacen largas y en el volver se acortan. Y como el tiempo, reloj, dar vueltas, seguir el mismo camino que ayer. Tomar las mismas calles, casi los mismos atajos, que cambian de verde a marrón. Tomar por asalto una vereda, y alargar mis piernas, y acortarlas, con firmeza llegar a la cima. Hubiera pagado doble ticket por seguir escalando. Como un juego, como cuando niña, imagino que tengo casco, guantes, protectores para las rodillas, y que realmente puedo volar en mi alfombra, amo mi bici.

viernes, 8 de agosto de 2008


Como sobre llevo una fiebre somatizadota de lunes lluvioso y mucho frío?, creo que es difícil descifrar el ADN de tanta nana. Las nanas son la excusa adulta para descargar alguna que otra toneladita de problemas o de tristeza, porque la tristeza nada tiene que ver con los problemas, o sí, pero este no es el caso, es más bien mezcla de tristeza e historia. Me gustaría tener cinco años, soplar las velitas y que nada suceda como pasó, o en verdad si, que pase lo que tenía que pasar pero esta vez que me den vida bonus y si pierdo total pongo pause, me tomo un sorbo de chocolatada y vuelvo a empezar. Me gustaba mucho hacer burbujas cuando tomaba leche con chocolate, no todas las meriendas son iguales, a mi no me gusta que tenga mucho chocolate y odio los grumos, por eso cuando uno es niño debe tomarse el tiempo necesario para seguir el riguroso entrenamiento de la preparación de la leche con chocolate. Primero el chocolate, dos cucharitas no muy colmadas, un chorrito de leche como para mezclar con el chocolate y que se diluya bien a fin de evitar los grumos, y después volcar la leche suavemente e ir revolviendo poco a poco para garantizar la suavidad del aperitivo que bien puede acompañarse con tostadas con manteca y dulce de leche bajo la pérgola de verano y la sombra de un tilo. A escondidas, no mucho para no empachar, un pan especial con manteca y azúcar, todo servido sobre una bandeja plateada y tallada a mano a fin de estar a la altura de tal chocolatada. Cuando te haces grande ya no se toma tanta chocolatada, se toma mate, te o café y el chocolate sólo es posible comerlo en barras embasadas, de tanto en tanto hay una nostalgia que nos empuja a batir la leche y hacernos una leche con chocolate pero no son la mayoría de los días, después de comer preferimos tomarnos un cortado.

sábado, 2 de agosto de 2008


Compraría un libro, pensaría cada palabra y luego te escribiría una dedicatoria, y bajo palabras sellaría mis deseos de que pases un feliz cumpleaños…y tal vez algo más. Aprovechando el espacio que me da la primera hoja en blanco del libro te escribiría una canción. Felizzz Felizzz cumpleañosss, no sonaría tan bien como le sale al bocha, pero haría mis máximos esfuerzos para que suenen mis pulmones lo más afinados posible. Y entre estrofa y estrofa te contaría de mis andanzas por el mundo, de los dragones con los cuales he luchado y de los castillos que he conquistado. Estrecharía mis brazos junto a mi pecho para dar cuenta de la noche que tuve frío y mis voz sonaría suave al recordar con mi cántico algunos de mis recorridos por los campos, que interminables, desafiaban a mis dóciles piernas. Ellas sin decir más empezarían andar, y en nuevo fragmento de mi canción, empezaría una nueva historia. De dragones que escupen fuego por la boca y humo por la nariz, de castillos inmensos sobre prados verdes, del sol que alumbraba el día que se triunfo en batalla, de la noche que me encontró entre festejos y brindis. Y al sonar el último verso, antes de que suene el chan chan final de la música, mi imaginación quedaría al descubierto, te enterarías de lo que sucede cuando canto en silencio y me ausento en los sueños…que camino por los prados, en busca de dragones que tiran humo por la boca y la nariz y que viven en castillos y que luego de intensas y largas batallas me encuentro entre festejos y brindis…y vuelvo a cantar.

domingo, 27 de julio de 2008


Esta vez estaba en Banchero, la estaba esperando a Sole que íbamos a comer una picada y después ir al teatro. Cuestión que de repente veo a un viejo con unas gafas oscuras muy cancheras, cuando él era joven también eran cancheras. El tipo tenía como ochenta años, o algo que paso hace ochentas años le escuche decir, pero la cuestión es que era un viejo con gafas oscuras cancheras. Cuando volvió del baño interrumpió a dos chicas que merendaban pizza con cerveza. No pude escuchar bien pero les contaba una anécdota de viejos, de esas que se repiten una y otra vez, que te la cuentan como si fuese una distinta, cuestión que al verlo al viejo pensé en lo que será de éste mundo, y de los bares, y de las plazas cuando ya no estén estos viejos. Esos que usan las camisas de tela finita cuadrille, que se ponen un cardigan y tienen las barbas pinchudas y amarillas. Que se visten de marrón y en invierno usan boina, pero a veces en verano también, son viejos elegantes, que usan las buenas pilchas para ir a sentarse al banco de un parque y ahí los ves, eternos, como que el tiempo no pasa porque se conservan hechos una pinturita, con arrugas, eso si, pero unas arrugas refinadas, nunca grotescas, como moldeadeas por la paciencia y horas y horas de un banco de plaza que siempre es el mismo y guey de que este ocupado después de la siesta. Pienso en las arrugas de mi abuela, son blancas, cristalinas, refinadas y correctas, siempre se muestran desde su mejor perfil y nunca, nunca jamás salen despeinadas, las arrugas de mi abuela me recuerdan de donde vengo, y hacia donde voy, algún día tendré yo también mis propias arrugas, pero por ahora estoy en Banchero tomando una cerveza y esperando a Sole, si ya se, cuando tenga arrugas probablemente haga lo mismo.

-La obra de teatro transcurre en una sala muy pequeña del teatro San Martín, medio como una obra en sintonía umplugged, y también en los primeros años del siglo XX, nos cuenta acerca de una generación de escritores, de maquinas de escribir, de las luces de la calle corrientes que te las ofrecían en una cajita, con la sala bien oscura para que no exista ninguna sombra alcahueta que quiera quitarle prestancia a ella, la calle corrientes y sus luces. Aparece la histeria de la hoja en blanco y el tango bailado por un títere suicida. Hay mujeres también, una que se casa pero ya hablan de divorcio, eran escritoras, y les enseñaban a caminar, saludar y manejar con un libro en la cabeza, como me hacía hacer mi abuela en el comedor, caminar de punta a punta con el libro en la cabeza “como las modelo" decía, pero yo creo que era como a las escritoras-

domingo, 20 de julio de 2008


A veces me gustaría que las cosas fueran más lavadero de autos, como el que esta en la esquina de Forest y Charlone, sin mucha pintura, sin barcito temático de espera ni overoles de uniforme, se forma fila para lavar el auto. Mientras la cola de autos se entretiene este veintiuno de septiembre que se asomó en julio, cinco muchachos bailan al son de trapos que se mueven entre ventanas, parabrisas y capot, “uno para todos y todos para uno” exclama el que por un cachito casi se tropieza con la manguera, y se arma el baila ahí no más, y el que creo que es el dueño, un señor grande pero no tanto que camina encorvado como si fuera aún más grande no se distrae con nada y ahí esta desenredando las mangueras para que el baile continué hasta el final del día. El colectivo arranca, la ventana se me corre y entonces me voy con la grata idea de que me gustaría que las cosas fueran más como en el lavadero de autos: “todos para uno y uno para todos”.

viernes, 11 de julio de 2008


Y releo cada palabra escrita y me da como sonrisa, se me escapa la mueca curiosa que tímida se asoma en estos días como tos. Resulta que podía dormir la siesta en la mañana, a fuerza de cerrar los ojos y continuar un extraño viaje que me cruzó con un grupo de travestis alemanes en la esquina del Banco Galicia que esta sobre Av.Jauretche a unas pocas cuadras de la estación Rubén Darío y, que por quedarme charlando e indicando donde podían tomar un taxi para ir hasta Corrientes y Juan B. Justo, perdí el último tren que salía de la estación San Martín. Pero la ví pasar a Miranda, y tal vez, en aquel recuerdo con su caminar veloz, como marchando, entre palos de jockey y mochilas cruzadas, toso fuerte. Y doy vuelta la esquina y me encuentro con una chica que me es familiar pero no puedo decir de dónde, y es como un deja vu, porque en verdad ahí había comenzado todo. Mientras dormía cual anaconda aferrada a un domingo 9 de julio se me cerraban los ojos y ahí estaba tratando de alcanzar el 111 para llegar a tiempo a la estación del San Martín y por saludar a esta extraña conocida perdía el colectivo y entonces decidía que lo mejor era tomar Av Jauretche y llegar caminando hasta la estación. A una cuadra de llegar, porque viene el banco Galicia, después esta la casa de deportes y después Baggio que creo que cerró (pero en mi sueño estaba abierto como siempre con todas las piletas, parrillas, hamacas, y casitas para perro relucientes para la venta) y ya ahí cruzando la calle, el puesto de diario y ese palier de pasto sucio que esta como ante sala de la boletería, pero antes de todo eso, en la esquina del Banco Galicia me cruzaba con los travestis alemanes y ya conocen la historia, perdía el tren, y tosía fuerte.

lunes, 7 de julio de 2008


Lo que viene, lo que viene en Beijing 2008, anticipo de lo que será una competencia sangrienta, en donde el valor, el conocimiento y una pizca de suerte nos pondrán la casaca de Costa de Marfil, para alentar y sufrir en cada tiro de esquina como cuando alentas por Racing y un saque de meta se convierte en jugada peligrosa. El frío del invierno será el escenario para que las ojeras se hagan un banquete de sueño cuando Corea del Norte desafíe a Nigeria a las 4 de la mañana hora local y resuene a lo lejos, como aullido de lobo, como susurro de espíritu solitario, el grito del gol que abre el marcador. Y quizás la cerveza, el Fernet y la picada, que fueron, son y serán por siempre la dieta estricta de la hinchada, sea reemplazada por café con leche con medialunas, o tostadas, y ya entrada la media mañana hasta quizás un sanguchito tostado de jamón y queso. Todos leeremos el ole e intentaremos robarle al gordito facho de TyC Sport alguna info de último momento sobre los lesionados, amonestados o enfiestados, con el único fin de sacar alguna ventaja a la hora de aventurar el resultado. Y a quién le va importar que Argentina juegue mal, que la defensa no se encuentre y que Cruz haga las mismas cagadas de siempre si al fin al cabo cuando juegue con Brasil todos pondremos ganador argentina, y el que no, el que no, que se vaya a mirar el partido a un bar, porque aunque no juegue Tevez, tiene aguante!, y los brasuca van a correr a los monoblocks!, habrá monoblocks en china?, debe haber pero me los imagino un tanto más sofisticados, y si, que quieren que les diga, lo chino siempre es mas complejo, de allí el dicho “esto es un chino!” para cuando no entendes de que viene. Y la verdad para ser sinceros, esto del futbol en las olimpíadas nadie sabe de que viene, pero es una buena excusa para juntarse y gritar gol, y opinar sobre la posición adelantada de algún jugador de un equipo de un país que se formo hace 5 semanas en algún recóndito lugar de África y que ahora ostentan ser la revelación de los juegos. Que más da, amigos y familia unidos por la pasión de un torneo del que poco conocemos pero que nos entretiene, que nos saca un poco del punchiball cotidiano y nos divierte, así que compañeros dejando de lado esas paparuchadas caretas del fair play, hagan sus apuestas, el Prode Beijing 2008 comenzó!

lunes, 30 de junio de 2008


Soy una amante de la palabra, soy adrenalina con las letras, trampolín entre párrafos que me cobijan. Algún día le soltare la mano a los monosílabos para amar vocales y mientras tanto escribo, para no perder esa sonrisa al palpar metáforas en la mañana. Me libera y me abre un espacio, hoy le brindo un homenaje entre párrafos escurridos de vino y sueños, de humo y canto. Entre comas encuentro un minúsculo rincón de paz. Palabra que materializa los más extraños sentidos del habla, y ya me voy por las ramas adulando a ésta, la palabra, que tantas veces me complica la vida…y otras tantas se ríe de mí, y la noche se me pone extensa, y el insomnio busca colarse hoy lunes que recién empieza todo…todo esto…y más, pero ayer fue domingo, y el sorbo de un mimo amortiguo la tarde en la que a pesar del Racing campeón hacía frío y mis glóbulos rojos, blancos, verdes y turquesas se mostraban débiles ante el cocktail que se improvisaba entre recetas de abuela y sentido común (si es Bayer es bueno).
Y fue emocionante verte emocionada, a pesar del pánico escénico que insisten en contarnos tu pasión, aquella que herede un poco a fuerza de palos, exámenes de ingreso y cronopios y famas, y desde allí nunca parar, porque al fin y al cabo el vicio de la palabra es el humo que se cuela como mal hábito y rebeldía. Mame rebeldía, entre la posibilidad de inventarme un pelo de colador y construir casas de barro y me hice rebelde cuando partí en misión para buscar una DRF. Y hoy me place obsequiarles lo más mío, aquello en lo que expreso ese instinto revolucionario que me heredaron como secreto, hoy escribo para aquellas tres locas….las tres flores de la costa (pero eso es otra historia…), y voy cortando que el insomnio amenaza con ganar la batalla y es muy lunes para embriagarme de palabras….

martes, 24 de junio de 2008



Otra tarea de escritura, esta vez sobre un relato de Victoria Ocampo que tuvimos que apropiarnos y reescribir. Debo reconocer algunas cuestiones antes de habilitar la lectura: En primer lugar durante el curso de escritura la critique bastante a “Vicky Ocampo” un poco por su origen aristocrático y otro tanto porque todos la defendían y estaba bueno sacarte un poco de quicio Lau (lo digo en chiste, lo sabes, je). A su vez debo decir que este texto me hizo pensar en varias cosas, por un lado en el horizonte de posibilidades que licencia la escritura y a su vez en la responsabilidad política que se debe asumir cuando se escribe.
Tengo que reconocer que a partir de la lectura del texto de Ocampo me anime yo también con el relato. Tal fue así que cuando me fui a Europa mandaba mails en formato de relato, y que ahora cada vez que me voy a algún lado escribo un mail con el mismo espíritu (ya voy a publicar algún relato de viaje). Pero no sólo eso, al dejar Praga decidí estar menos tiempo en Berlín para pasarme dos días en Nuremberg y visitar la sala del juicio de los jerarcas Nazis, tal como había hecho Victoria Ocampo. Fue una experiencia distinta, otros tiempos, hoy comparto con ustedes una tarea que me permitió acercarme al entrelineas de las letras y a su vez que me animó a emprender nuevas aventuras.

Pasaporte a color.
Podría decir que el viaje a Nuremberg se caracterizo por un color verde, o por lo menos así era el tono que vestía el avión que me llevo. Éramos sólo dos civiles, yo y un inglés con descendencia irlandesa, podría decir entonces que algo verde se lo veía. La única mujer era yo.
Al llegar a Alemania puede observar algunas rosas en el aeropuerto, recuerdo de la llegada el olor a rosa, tan solo el olor, pues la catástrofe teñía todo de un gris violento. El Capitan D me fue a buscar en un auto y me llevo a almorzar, el olor de la comida y la forma en que era servida también podría haber sido verde. Hacíamos una fila, tomábamos una bandeja con diferentes compartimentos y unos hombres nos servían el puré, la carne, la ensalada y el postre. Los hombres estaban vestidos de blanco, pero el sistema de atención era como en el servicio militar, maquina fondista de comensales, con los cual los hombres vestidos de blanco bien podrían haber estado vestido de verde.
Al finalizar el almuerzo en aquél enorme salón lleno de mesas y de periodistas, secretarias, traductores, etc. me dirigí, siempre acompañada por el Capitan D, a la sala de audiencias.
Al ingresar a la sala de audiencia observo la geografía del sitio donde se desarrollara el juicio, un lugar para los jueces, otro para lo prisioneros, para los abogados, y para los visitantes, como yo, que nos ubicamos en una especie de platea de pocas posiciones.
Observo a los acusados, no son verdes, son de carne y hueso. Se encuentran custodiados por un adolescente norteamericano. Los jerarcas nazis, aquellos que tiñeron de rojo un país, un mundo y un pueblo, eran custodiados por un adolescente que juega a los soldados. Se solicita silencio, todos de pie, y entran los jueces.
Gracias a los auriculares puedo obtener la traducción, y lo que se dice puedo escucharlo y mañana leerlo en los diarios, sin embargo tengo la sensación de ser testigo de algo más, un gris violento se observa en las calles, se juzga allí adentro.
Por la tarde salí a caminar por Nuremberg, y aquel gris, violento a mi llegada y en mi permanencia durante el juicio, se vino sobre mí. Niños descalzos, pobreza, barricadas. Apresure mi marcha y regrese al hotel. El gris es un color que no sienta bien.
Pase la noche en un hotel más o menos habitable que había sido también victima de bombardeos. Al día siguiente me llevaron al estadio donde Hitler celebraba sus discursos, el lugar estaba verde también, pero era un verde distinto, era un verde hierbas. Las mismas estaban creciendo entre las piedras y convertían al lugar en un sito abandonado. El día finalizo con la proyección de algunos documentales y la nefasta propuesta de oler jabón hecho con grasa humana, el color era algo así como marrón, desistí la propuesta. Prefería no colorear esa imagen.
Y la vuelta me volvió hacia mí. Las imágenes, los colores, los olores, todo eso estaba en mí. No era un simple recuerdo de una buena nota publicada en un diario en la sección política, era yo. Las imágenes estaban dentro de mí. Quería volver a casa para tomar una taza de té, me habían ofrecido una experiencia de colores y me invitaban a mejorar el mundo.

sábado, 14 de junio de 2008


Un cronopio que anda por el desierto se ecuentra con un león, y tiene lugar el diálogo siguiente:
León.-Te como.
Cronopio (afligidísimo pero con dignidad). –Y bueno.
León. –Ah, eso no. Nada de mártires conmigo. Échate a llorar, o lucha, una de dos. Así no te puedo comer. Vamos, estoy esperando, ¿No dices nada?
El cronopio no dice nada, y el león está perplejo, hasta que le viene una idea.
León. –Menos mas que tengo una espina en la mano izquierda que me fastidia mucho. Sácamela y te perdonaré.
El cronopio le saca la espina y el león se va, gruñendo de mala gana:
-Gracias, Androcles.

Y así imagino tus días, como león y cronopio. Como historia natural que se cuela entre la alegría con la que decoras la mesa de la cocina. Ese mal humor hermana que has sabido dominar a sangre de sudor y agujeritos en la frente, porque si!, porque mariquitas eres una mariquitas y 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 10!, si, has perdido de nuevo en el lúdico duelo de quién corre a quién y aún así tus risas inundan el cuarto donde la cama marinera se supo como escondite y descanso. Que más da, tomando la poción mágica estábamos en la casa de Superman o Papa Noel (dependiendo la época del año) y allí sí, miles de horas, no había criptonita ni reyes magos, solo la niñez, leones y cronopios. Y el polvito mágico aún esta sobre el estante de la bodeguita del comedor, en un frasquito transparente lleno de arena, jeje, si supieran que no es arena, que es polvito mágico, pero no digas nada, es un secreto de hermanas.

sábado, 7 de junio de 2008


Cómo explicar la bronca que siento, trabajar tantas horas, entrar a las 07 am cuando aún es de noche e irme a las 21 pm, como si estuviera en la Antártica (6 meses de día 6 meses de noche). Olvidarme todos mis documentos, y no es por entrar en una psicología barata (y zapatos de goma) pero los olvidos son el fallido en acción y algo de eso hay en todo esto…olvidarme mi dni, mi tarjeta de la obra social, de algún modo es olvidarme de mí, no pude ir al médico hoy, tengo un dolor de mandíbula insoportable pero no me lo puedo atender porque no tengo las benditas tarjetas que me acreditan como quien soy, en verdad no puedo acreditarme como número, hoy caminando por las calles no soy ni un número. Es que quizás con este olvido confirmo que donde estoy ahora no soy yo, porque nada de todo esto que hago durante horas sin sol tiene que ver conmigo. Y si, estoy con bronca, y con mucha mierda adentro, tengo un día de perros. Reflexionar sobre los espacios puede ser un deporte de riesgo y más cuando no hay entre tiempo y se juega de corrido y a ganador (siempre se juega a ganador, aunque no tengas nada que perder ni nada por ganar, hay que ser el primero…) Y tal vez yo me tomo mi tercer tiempo en forma silenciosa y, mientras debiera continuar con el chequeo de una base, me tomo uno minutos y escribo mi bronca y me doy cuenta que ni quiero ser primera, y que tampoco quiero chequear esta base. Esta base no me sirve ni de analgésico para mi boca, ni de espejo para mirarme y exclamar ganadora “¡que linda base que estoy chequeando, nunca vi cosa igual!”. Creo que esta base representa todo lo que no soy, nunca me representaría como una serie de números, estáticos, que no presentan la menor diferencia (y que si sucede, y el “share de marca” se modifica como suceso sólo comparable con las peores tragedias de la naturaleza al estilo stunami o katrina…a quién le importa que Marlboro venda más o menos puchos…). Nunca sería una base, ni un pucho (aunque a veces me siento medio pucho…por esto del auto consumo…como caníbal….que me como a mí misma frente al monitor mientras un montón de otras cosas me podrían estar pasando en otro lado, cosas que consuman lo mejor de mí y no que me consuman sin ningún tipo de pudor hasta perder (olvidar) quién soy.
Suena medio panfletario todo esto, como “soñador” con mezcla de bolche frustrado que reniega de su trabajo de oficina, pero bue, es así. Cuando a hurtadillas me oculto de las bases (y de los directores, gerentes y dueños de circo) me vuelco a un miniinstante de sueño…y lejos de creerme una Trosky devenida en oficinista me angustio ante la dificultad de convertir los escritorios en barricada y el café en vodka caliente. En sueños me imagino que todos mis adornitos de escritorio se convierten en granadas y veo en cada post-it la posibilidad de un detonador de bombas, si me general inmediato me suspendiera y me mandara a fregar los pisos con un cepillo de dientes (como en Forest Gum) tomaría el servidor y planearía un atentado maestro, al estilo de la torres gemelas, plasmaría en la historia el mito de que los cpu son armas de destrucción masiva y así, sin más, prohibiría el uso del power point. Que días aquellos!, exclamaría a los cuatro vientos en un intento de sostener la utopía que me mantiene, y bue, a parte de ser un bicho de escritorio, soy un bicho utópico que se arrastra y desgarra la piel cada vez que sueña.
Esta mal ser una soñadora?, vamos, o me van a decir que no esta bueno colgar la mirada, como perdida, en algún punto desconocido de una pagina de Internet y que la utopía colándose disimulada como virus domine cada reflejo mental. Y si, dura poco el efecto, la base tiene banca y dos minutos después te suena el interno, te cae un mail del gerente y te avisan que tenés una conference (Conference. Dícese de la comunicación telefónica entre más de dos personas con el alta voz bien alto, ruidos en la línea y 12 hs de diferencia horaria entre emisor y destinatario. Suele practicarse entre personas de altos rangos que buscan ponerse de acuerdo en la repartición de modestas sumas de dinero. El personal raso suele estar presente para tomar notas, en algunas tribus se práctica como ritual de iniciación a un mundo nuevo, el de las conference) No mandas a todos a la mierda, ni al gerente, ni al mail ni a la conference. Y si, no se hagan ilusiones, soy Mery no Rosa Luxemburgo, cuestión que seguí chequeando la base, muchas horas, infinitas, la tecnología es la herramienta más eficiente para la extensión de la jornada de trabajo vista en funcionamiento. Laptos, celulares, Wi-Fi, palm, todo es trasladable hasta el baño ida y vuelta infinito punto rojo. Todo es trasladable, hasta la propia identidad. Y en que tema he caído, ahora que pienso que quiero estudiar afuera, que quiero viajar, extender mis horizonte, quizás este buscando eso, identidad.
La identidad como metáfora del ser, como origen y destino. Como aquello que renegamos pero que terminamos abrazando, al fin de cuenta, como dice Roberto, no vale clamar por el “es lo que hay”, siempre puede haber otra cosa allí donde encontrarnos.
Esto claramente no es una tarea de escritura, o si, llamemoslo mantenerse en forma para no olvidar las comas, espero no perder el empleo por esto, ¿o si?.