lunes, 9 de noviembre de 2009


Las palabras que se ponen de acuerdo en el corner de la barra, mi mano se tienta pero aguanta la respiración. Sillones estrenados, camas arrugadas, queso rayado, sabe a orquídea el martillo que demuele el muro de las escaleras perfectas de la mente. Sabe a desierto la pausa, sabe a paciencia el amor. Porque entiendo los rebordes del inmenso abismo, porque me sostengo en ellos, porque la piel se hace pliegue y yo, sinceramente, me sumerjo.

Y vienen las abejas, las libélulas e insectos de mil colores. Y las cosas son así, algunos sábados punks y otros Sargento Pepper, a solas, para no perturbar el silencio de los autos y colectivos que asoman sus turbinas y estoy en Arabia, estoy en Arabia! Y un camello se acerca, tunica blanca cabalga sobre aquella montura suave de seda. El galope levanta la arena, el viento suave da vueltas de oeste al este. Y mi casa es frescura, estoy en casa! El cielo es amarillo, los azotes naranjas del placer. Nuevamente la música suave de las arabias que me envuelven como el humo, mandrágora de tambores, el cuadro es lento, apenas hago táctil la nueva velocidad de la luz. La arena me roza los tobillos, siento todo, cada grano que toca mi piel, el viento me limpia.

1 comentario:

Natalias dijo...

Pepper´s time, amiga, Pepper´s time...

Hasta que volvamos, como merecemos, al puro punk!! :-)