viernes, 27 de febrero de 2009

Henry


Se ríe en nuestra cara, ha podido impregnar cada palabra con gestos, he debido abandonarle ante el temor de ahogarme de placer, soltarme de sus manos, brazos, forzar la despedida de sus piernas que me sujetaban fuerte, al límite del dolor, con caricia. Y aún cerrando los pliegues del lomo viejo, áspero y amarillento, de letras doradas y apellidos en cursiva mayúscula, no puedo desprenderme ni por un instante de la textura de sus palabras. Sigo el recorrido de sus letras a través de mis ojos cerrados, me vuelvo a su mundo, soy de allá. No grito por su vuelta, espera, yo aguardo, cruzo las piernas, vuelvo a casa, ya nos volveremos a ver y cuando eso suceda yo no habré olvidado el roce de sus dedos, aún así, será como la primera vez.

2 comentarios:

Natalias dijo...

la sorprendente Mery Lein vuelve a las pistas. say no more y dar es dar.

.M dijo...

.


no se puede leer a Miller en
el colectivo.
y ni pensarlo en el subte...


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