miércoles, 2 de diciembre de 2009


Con el sonido del play recordé mi primer viaje hace no mucho tiempo, meterse en los rincones de otras ciudades puede hacerte conocer tus propios miedos. Y así fue que conocí los mío, y ante el desafío de poner el cuerpo, no afloje las piernas y me baje del bus. Entrarse en la vida de una persona tiene más que ver con los detalles cotidianos que con los shows de una barra y una buena bebida, porque las luces de los bares tienen photoshop y el amor pareciera retocarse cuando suena algún rock. Una vez me dijeron que era insoportable al haber notado como detalle romántico que la chica pasaba el trapo en la mesada, pero yo me había enamorado de sus manos, sus dedos apenas flexionados que ejercían una mínima presión sobre la rejilla amarilla. Me perdí en ese movimiento, y son muchos los que se me pierden algunos días, creo que por eso cuando me sumergí en ese minuto 4 segundos de cotidianeidad en formato digital me volví a enamorar de sus dedos, de sus manos que simulaban un tambor en sus rodillas. Y esos movimientos se repiten en variadas tareas, cuando marca el teléfono, cuando busca sus lentes de contactos, cuando prepara el mate, cuando busca plata en la billetera, cuando se sirve agua, cuando me dice buenos días y me insinúa un revolcón, cuando me toma la mano, cuando corta las verduras, cuando le paga a la cajera, cuando apaga la luz, cuando se pone la remera, cuando apoya su cartera, cuando me dice que va al baño, cuando le pone el barral al auto, cuando cierra el capot, cuando me explica que las palomas son ovíparos, cuando me hace la merienda, cuando me pregunta por la bicicleta, y hasta cuando me dice adiós.

2 comentarios:

pecas dijo...

Porque todavía no encuentro las palabras que describan de manera más certera la catarata de sensaciones que me produce el encuentro, le tomo prestada nuevamente a este generoso caballero, una parte de su vida, de su tinta...y te quiero.
"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."


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Te quiero


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siempre.



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Moyi dijo...

y yo te quiero, y leo las palabras prestadas, que han sido seleccionadas, pensadas y tipeadas con esos deditos que aprietan las rejillas, que bajan el capot, me dicen buen día y .....