sábado, 23 de agosto de 2008

vuelta al mundo


Estaba mirando las fotos del viaje y creo que era otra persona la que me mira sonriente en cada uno de los planos, ahora también me río pero desde otro perfil. Eran muy brillantes esas luces redondas y me encantaba verlas girar. Me asustó la altura de mis parpados, me abrace a mi destino y deje escapar la carcajada pendiente, pero me abrace fuerte. Ni toda la filosofía del mundo nos salva del adiós, la despedí en la torre de la plaza central, aquella en la que se tiran monedas y se piden deseos. No pedí los míos, tal vez de allí no deseara nada. El sol sonó a suspiro y deje caer aquello que soy, saque de mi bolso un sándwich y un poco de agua, mirar por la ventana no acortaba el viaje. Baje en cada parada y fume cigarrillos de armar, bebí café y sólo comí un chocolate. Me quedaban unos pocos euros, estar en la playa del mediterráneo era lo más económico, almorcé aceitunas y papas fritas, sólo tome agua y fume cigarrillos de rolar. Derretí mis últimos restos de chocolate marroquí y mire la playa por última vez. Mentira, no fue la última, ya de noche cuando me iba para el aeropuerto, antes de perderme en la última calle, di la vuelta. Gire mi cuerpo noventa grados hacia la izquierda, me rocé la nariz con la palma de la mano y volví a mi camino. Me quedaba suficiente dinero para un pan con tortilla, esa noche no cene, no dormí, no soñé, fue un tiempo muerto en el que enjaulada y en guardia no pude más que pensar, aunque ahora ya no recuerdo muy bien en qué. Tomé el primer avión como a las cuatro de la tarde, llegué a Madrid y ésta vez tenía tiempo, no me perdería en el aeropuerto. Cuando despegó el avión a Buenos Aires y sentí que las ruedas flotaban todo fue distinto, no podía respirar ni apoyar mis pies sobre el piso. Sentí la turbulencia, escuche el silencio de los pasajeros, y asomé la cabeza por el pasillo unos segundos, la volví hacia el respaldo. El avión despegó y se mantuvo volando todas esas miles de horas, para cuando cruzamos Brasil yo hacía tres noches que no dormía en una cama, sólo había comido un pan con tortilla y unas aceitunas

2 comentarios:

Natalias dijo...

Luche y Vuelve!! Moyi!!


queremos más historias de viaje!!

Moyi dijo...

de a poco, me estoy desperezando...despacito, pá no acalambrar...